domingo, 13 de septiembre de 2009

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL EDIFICIO DE LA COMPAÑÍA CHILENA DE TABACOS

Claro bien, otra vez, como un presagio…otro edificio abajo…y luego ¿qué?

Pareciera ser que esta ciudad – de la cual, como muchos otros, soy habitante hace un par de años – nos tiene acostumbrado a vivir procesos poco claros y que nos lleva a pensar que la ley del capital es la que vale.

Del Edificio en cuestión, el de la Chilena de Tabaco, el de calle Colón, el del barrio Almendral, el Neoclásico, el industrial, el monumento histórico DESAPARECE….o por lo menos, la mayoría de él (ya habrán algunos pensando en que el “conservar” una fachada nos deja con el deleite estético de lo fue…supongamos de que funciona tal juego).

Pero ¿qué desaparece?

A mi juicio, una manera de pensar la industria: el desarrollo capitalista de enclave dependiente de principios del siglo XX. Y con ello, una manera estética de representar esa situación en particular.

Cuando uno revisa la declaratoria de Monumento Nacional – del 27 de Julio del año 2008 – otorgada por el Ministerio de Educación (nótese, esto no es un error, es el Ministerio de Educación el que otorga la declaratoria, ya que el Consejo de Monumentos Nacionales es dependiente de esta secretaría estatal), subyace lo que uno sospecha desde un principio:

§ Que su declaratoria tiene que ver por su condición arquitectónica en cuanto a valores estilísticos, artísticos y/o urbanos.

§ Que sus características neoclásicas son testimonio de una arquitectura industrial de principio del siglo XX, donde el uso de hormigón armado es innovador y su volumetría es apropiada al contexto urbano en el cual se emplaza.

§ Que se inserta dentro de un contexto urbano normado (Zona de Conservación Histórica del Almedral, Placeres y Esperanza, según modificación 202/2005 del Plan Regulador de Valparaíso).

Estas condiciones son las que determinan su valor, por lo menos dentro de las nomenclaturas técnicas en las cuales son abordados estos temas a nivel nacional, lo que lleva a pensar que lo que falla no es el valor del Edificio, sino la forma en qué se protege su integridad física (si es que de integridad uno pudiese hablar).

Entonces, desaparece la forma de tratamiento de protección de inmuebles con algún valor histórico y, en menor medida, con valor estilístico y constructivo. Pareciera que ese es el centro de atención, no el edificio en si mismo.

Muy por el contrario (y aquí obviamente mi condición de disciplinamiento académico me juega en contra) de lo que pudiera parecer, pongo en duda si las condiciones que determinan la calida de monumento histórico son valederas en el tiempo, sólo rescatando el uso de materialidad para la concreción de la obra. Lo de neoclásico, bien cuestionable en cuanto a que cualquier tratado de arquitectura clásica discute el uso de elementos clásicos sino son usados por una consecuencia constructiva (basta mirar a Laughier, Ruskin o Wittkover para vislumbrar tal falsedad arquitectónica de condición neoclásica del edificio en cuestión). Lo de arquitectura industrial es rescatable si se considera el uso de hormigón armado, pero con el tipo de fenestración y uso de proporciones a la manera “clásica”, pierde valor en tanto posibilidades constructivas a alcanzar…más industrial – como caso(s) – sería la fábrica de Galletas Hucke (Chilquinta) o el Mercado Cardonal, con un uso adecuado de sistemas constructivos modulados a través de un tratamiento estructurado en relación al acero.

Lo que no pongo en duda es su condición urbana, que efectivamente merece ser preservada no sólo como testimonio histórico, sino porque se adecua a una escala urbana que respeta el contexto en el cual se emplaza… ¿alguien se imagina una mole de hormigón que sobrepasa las morfología naturalmente habitada de Valparaíso? No sólo es la vista lo que se pierde, sino es el sentido de referencia geográfica y con ello, el sentido de pertenencia y apropiación de una ciudad emplazada entre cerros y mar.

Con la pérdida del Edificio de la Chilena de Tabaco, lo que triunfa es hacer desaparecer la escala urbana de las cuestiones socialmente relacionadas entre sí. El triunfo es la pérdida de la memoria del sentido de lo común, de lo cotidianamente compartido entre estructuras arquitectónicas y de quienes hacen uso de éstas.

Si para la Alemania post-nazi, el refugio natural para borrar la memoria fue el triunfo económico sobre la densidad histórica, para Chile, pareciera ser que el refugio natural para borrar la memoria es el triunfo económico sobre la densidad histórica. El mismo problema, en diferentes partes del mundo.

anónimo

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