Por: Ricardo Candia Cares
¿Corresponderá al fair play, al honeymoon, que el presidente del Partido Comunista acompañe a Piñera en un viaje que quiere dejar de manifiesto la unidad de la nación chilena?
Cuando aún no se sabe con exactitud los alcances de la tragedia generada por el terremoto y maremoto del 27F y cuando el gobierno de los empresarios, hijos, nietos y choznos de Pinochet, no da una respuesta de verdad a las personas afectadas por la tragedia, aparece el discurso oficial esgrimiendo una pretendida unidad nacional.
La polvareda que deja Piñera por su compulsión por ganar dinero, parece no inmutar a muchos. La propiedad de un canal de televisión, cuya señal pertenecía a la Universidad de Chile, sus intereses cruzados en ámbitos increíbles de la actividad económica, que debiera ser un escándalo en cualquier país democrático, en este Chile post Concertación aparece como lo más normal.
Piñera, experto en la gimnasia de los millones, demoró lo que quiso para vender sus acciones de LAN, las que finalmente le reportaron ganancias estratosféricas.
La arremetida de los empresarios en su venganza que se apoya en el terremoto para legislar en precarizar mucho más el empleo, parece no tener quien diga algo en contra. Suman miles los trabajadores que han perdido sus fuentes laborales y miles los estudiantes que no tiene escuelas. Pescadores, pequeños comerciantes, profesores, funcionarios públicos, mineros, estibadores ven con un temor que apenas se divisa en los medios de comunicación, como pasa el tiempo, se acerca el invierno y aún están viviendo en condiciones deplorables. Piñera compra todo lo necesario para comenzarlos trabajos reconstructivos, a sus amigos dueños del retail de la construcción..
Da la impresión que los costos de la reconstrucción, van a ser endosados a los perdedores de siempre sin que muchos, ni los más pintados, digan esta boca es mía. Como nunca, queda demostrado lo que se hizo en términos de desarticulación de las redes solidarias en sus veinte años estériles la Concertación.
Como pocas veces se ha notado la arteriosclerosis que afecta a los partidos de izquierda y a muchas organizaciones sindicales, en especial a las centrales. Los daños generados por el movimiento de tierra y las olas gigantes, han dejado de manifiesto las fallas constructivas de algunos edificios, puentes y carreteras. Los efectos secundarios del cataclismo, han desnudado las fallas estructurales, morales y políticas de las viejas organizaciones que otrora se ponían a la vanguardia de las luchas sociales por las demandas de la gente, puño en alto, bandera al viento.
Se escuchan unos chasquidos tímidos de la CUT, acusada de recibir $ 221 millones del gobierno de la Concertación, que levanta la voz por medio de su presidente para oponerse a una idea que nació en la Concertación. Ni cortos ni perezosos, los ministros piñeristas aprovechan el terremoto para lanzarse en picada contra la indemnización por años de servicio para precarizar aún más el empleo. Y no van a encontrar demasiada oposición en esa línea porque en la Concertación hay quienes la ven con buenos ojos. .
En este maremagnum de silencios culposos, omisiones, vueltas de carnero y de chaqueta, Piñera hace hablar a su vocera para dar cuenta de sus negocios privados, como todo vivo que se precie. Y para evitar sentirse acorralado, levanta la idea de la unidad nacional como una manera de descolocar a sus detractores.
Para reforzar esa señal de unidad nacional que dispersa sus críticas ante el manejo de la crisis y sus negociados, invita a su primera gira exterior que abarcará Brasil y Argentina, a los representantes de la derecha y de la Concertación. También al flamante diputado Guillermo Teillier, Presidente del Partido Comunista. Lo raro de esta invitación radica en que fue aceptada por éste.
”No tenemos por qué inhibirnos de participar. El Gobierno buscó una delegación amplia y representativa”, según El Mercurio, esto fue lo que dijo el diputado Teillier para justificar su viaje con lo más representativo de la derecha y la Concertación..
Resulta un completo despropósito para quien ha levantado las banderas de una parte importante de la izquierda, aparecer apoyando la idea de unidad nacional enarbolada por Piñera. Chile, a propósito del mismo Piñera, magnate consignado en la Revista Forbes dentro de los quinientos hombres más ricos del planeta, resulta uno de los países más desiguales y fragmentados del mundo.
Hablar de unidad nacional en un país construido en veinte años de desigualdades, es burlarse de los que sufren esas desigualdades. Teillier tendrá sus razones para prestarle ropa a Piñera. Lo más probable es que no sean razones que la gente entienda.
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