El dramaturgo Luis Barrales, oriundo de Laja y de 32 años, seguidor de Juan Radrigán y autor de piezas de teatro como “H.P” y “Las niñas araña”, descuera también la realidad a través de la poesía que ´nos llegó a nuestro mail y que compartimos con ustedes.
Los chilenos sufrimos de la próstata y somos sedentarios,
también somos ignorantes, no leemos ni los diarios.
Sufrimos del hígado porque somos alcohólicos,
votamos por la derecha y somos homofóbicos.
Vivimos trancados y con el humor inestable,
no vamos al teatro y somos irritables.
Pasamos con tos en invierno y en el verano insolados,
aún creemos en Dios y en los golpes de Estado.
Somos a veces impotentes y precoces para eyacular,
de tanto ver videos porno ya no sabemos culiar,
también somos inseguros y terrible de celosos,
les pegamos a las minas de puro miedosos.
Nos sudan las manos, nos curamos con vino,
insultamos peruanos, imitamos argentinos.
Ganamos una miseria y la gastamos en ropa,
harta coca- cola y un poco de falopa.
Sufrimos de amnesia, ignoramos el pasado,
nos creemos europeos y somos indios culiados.
Trabajamos como burros y la vida nos duele
pero cuando tenemos tiempo nos ponimos a ver tele.
Nos quejamos de lo punga que se ha puesto el perraje,
pero al subirnos a las micros no pagamos el pasaje.
En la calle linchamos a pungas y cogoteros
pero ungimos presidente al que explota a los obreros.
Descargamos la pica con el que roba carteras
y al que elude los impuestos le sobamos las huevas.
Vivimos todos soñando con ser millonarios
por eso votó la mitad por un mitómano empresario.
Vamos como chanchos camino al matadero,
pero no nos importa ser fiambre si eso nos trae dinero.
Nadie se explica por qué es que así estamos,
dicen que fue la dictadura, pero ya lo olvidamos.
Somos tarados y desclasados nihilistas,
lo que hablamos de política lo escuchamos de un taxista.
Lo que hicimos el domingo fue una cosa de mongólicos,
pero no nos sorprendemos, porque somos súper católicos.
Creemos firmemente en la idea del progreso
y por eso llenamos de momios los sillones del Congreso.
Nos dejamos influir por los flashes y oropeles,
aquí salió elegido el que puso más carteles.
Nos compramos boquiabiertos las más insólitas promesas,
porque pa’ analizarlas no ocupamos la cabeza.
No pensamos por nosotros para elegir al que nos manda,
repetimos como loros lo que dice la propaganda:
Todo lo malo de Chile es por culpa del Estado,
mientras lo bueno y lo bonito es esfuerzo del privado.
Farándula y política es otro signo de este tiempo,
y nosotros lo tenemos en un cineasta sin talento,
convenció sin contenido a punta de pura arenga,
él es momio o de la izquierda según lo que le convenga.
Hijo de un padre bacán al que llamaron terrorista,
nosotros al vanidoso lo llamamos progresista.
Si quiere este verano conocer a un país civilizado,
mejor quédese en su tierra, no venga a este país culiado…
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