Por Andrés Figueroa
1. La coherencia política respecto de sus intereses de clase no es monopolio de los pocos que mandan.
2. En la primera vuelta electoral presidencial de Chile del pasado 13 de diciembre, prácticamente la mitad de las personas mayores de 18 años y, por tanto, habilitadas para sufragar, no lo hicieron. Sin embargo, la crisis de representatividad del conjunto de la casta política en el poder no es suficiente para transformar la realidad a favor de los intereses históricos de las grandes mayorías del país.
3. Si en la primera vuelta, el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores, junto a otras organizaciones, llamaron a anular el voto inscribiendo una demanda social en el sufragio, debido a que ninguno de los candidatos representaba los intereses de la mayoría explotada y oprimida, en el balotage del próximo 17 de enero de 2010, las razones para anular se mantienen intactas.
4. Más allá de la ampliación simbólica de la Concertación hacia la dirección del Partido Comunista (que obtuvo tres diputados en virtud de los votos del propio electorado concertacionista), Frei Ruiz Tagle –tal como lo demostró con creces durante su primer mandato presidencial- continúa representando estratégicamente a una fracción significativa de la burguesía, de los grandes propietarios, de los poderosos. Frei Ruiz Tagle ni siquiera es como su padre, Frei Montalva, quien presionado por el pueblo organizado y una correlación de fuerzas más compensada entre capital y trabajo, nacionalizó el 50 % de la propiedad del cobre y sindicalizó a amplios sectores del campesinado con el fin de proletarizarlo. Menos es Tomic. Simplemente es un administrador de las políticas privatizadoras, represivas y antipopulares impuestas por los centros imperialistas, y ahora por la Organización para la Cooperación de Desarrollo Económico (OCDE). Por su lado, Sebastián Piñera representa a la derecha más rancia y radical. Naturalmente, de él –cuya familia se enriqueció durante la dictadura a través de la venta a “precio de huevo” de la propiedad social, y la invención antisocial de la previsión y salud privadas- nada puede esperar el pueblo trabajador.
5. Una vez más, la Concertación emplea la propaganda del terror para que los electores se inclinen por Frei. Sin embargo, Frei y Piñera, rostros aparentemente “muy distintos” políticamente, son las dos caras del mismo puñado que manda en Chile para su beneficio en la empresa privada o la administración del Estado. No es programáticamente ni por buena voluntad que Frei y Piñera, gane quien gane, serán más benevolentes con los de abajo. Aquí el eje ordenador es la lucha de clases, y las fuerzas provenientes de la recomposición del movimiento popular. Frei o Piñera reprimirán y continuarán profundizando la desigualdad e injusticias sociales en Chile, dependiendo del grado de resistencia y organización de los pueblos y los trabajadores. Eso debe quedar claro para los que buscan transformar la vida a favor de las grandes mayorías: sin amplias fuerzas sociales que enfrenten al capital, las cosas permanecerán tal cual como están. Y en el caso, por ejemplo, de la fracción de pueblo mapuche en lucha por su territorio e independencia política, ¿Alguien podría garantizar las “diferencias” de represión y criminalización contra los mapuche entre un Frei o un Piñera, teniendo a la vista a los originarios asesinados durante los propios gobiernos concertacionistas?
6. Si el movimiento popular en ciernes y transitoriamente todavía no es capaz de enfrentar la lucha electoral con un proyecto y candidatos que encarnen un nuevo proyecto anticapitalista para el país, no por ello está obligado a pagar los platos rotos de los malos gobiernos de la Concertación. De hecho, para los socialistas no capitalistas, para los populares, para tod@s quienes viven de un salario que nunca llega a fin de mes, en la segunda vuelta no existe ningún candidato que represente sus intereses. Por el contrario.
7. Si el presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona impidió autoritaria y “maquineramente” que hubiera primarias en la elección del candidato de la Concertación, gatillando la salida de Marco Enríquez Ominami, Alejandro Navarro, el propio Jorge Arrate, y una buena fracción de militantes más de esa tienda, además de la furia del ínfimo Partido Radical Social Demócrata, ¿Por qué el pueblo chileno tiene que enmendar los errores garrafales y corporativos de un sujeto que hoy tiene diezmada a la Concertación, y está a “siglos estelares” de luchar por una sociedad más justa e igualitaria?
8. Finalmente, las tareas para el MPT y todas las organizaciones sociales, políticas y político-sociales del país que persiguen la superación del capitalismo son hoy más nítidas que ayer: crecer incesantemente desde y con el pueblo profundo, hacia abajo, para construir las fuerzas sociales capaces de enfrentar, de acuerdo a las condiciones históricas mundiales y nativas, y de manera absolutamente independiente de la partidocracia y la clase que domina, la caminata dura por la emancipación social. Está claro: no es la hora de las armas, pero, al menos hasta el 17 de enero, tampoco es la hora de las urnas.
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